En un tiempo como este todo el mundo quiere saber qué va a pasar. 🔮 Y la astrología a veces es brújula y a veces -cuando nos acercamos a ella con medio mala intención- bola de cristal.
Aquí es donde mi responsabilidad como astróloga me obliga a hacer disclaimer. No soy adivina. ¿Me gustaría serlo? A veces no. Pero qué gusto cuando la realidad se sincroniza según lo previsto, y sucede la magia.
Un montón de veces este último año "acerté" con previsiones. Y no todas fáciles de digerir.
No todos los pronósticos fueron voluntarios, tampoco. A veces, en situaciones delicadas, este reloj astral que siempre llevo en hora dentro de mi cabeza saca una lucecita, y sin querer, pienso: ah, esto será tal día, lo otro será de tal modo. Pero no me fío mucho siempre, o al menos, no completamente.
La astrólogas tenemos que ver qué hacemos con el ojo este que tenemos puesto ahí arriba, y que a veces nos enseña cosas muy a nuestro pesar. Yo, por responsabilidad -y por humildad, porque hasta que las cosas suceden no hay certeza-, no doy pronósticos en situaciones delicadas, y menos aún si no me los piden.
Y en mi vida personal, jamás, jamás, me escudo en el lenguaje astrológico para describir los sucesos. Intento que la danza planetaria no suplante otras lenguas que también me gusta hablar, como la literatura, la música, lo que sea que hablo con mi perra o el lenguaje raro de las nubes, las lucecitas y los pájaros.
La astrología es un lenguaje complejo, lleno de capas, que a veces funciona como un reloj; a veces, como una veladura, y a veces como un espejo. Su mensaje es un eco. A veces resuena, y a veces, es tan débil que no merece romper el silencio.
Necesitamos saber de todo, aprehender la riqueza de los misterios desde todas las disciplinas del conocimiento. Pero aunque tengamos voluntad de políglotas, ¡qué lenguaje es la astrología!
Como todas las lenguas, sirve para decir de todo: cosas importantes, cosas chicas, cosas feas, cosas lindas. Cada cual se fija en el trozo de cielo en el que quiere fijarse. Como decía aquello, nada es verdad ni es mentira, todo depende del color del cristal con que se mira.
Os doy mi mirada. 🥂
Este es el primer año de nuestra vida en que alcanzaremos a tener a todos los planetas transpersonales iniciando su recorrido por nuevas áreas del zodíaco… más o menos a la vez. En este caso, salimos de una larga tendencia anterior, marcada por su activación de signos de Agua y Tierra… a poner el foco en los signos de Aire y Fuego, que serán los elementos predominantes durante todo 2025. ¡Este es un año de situaciones inauditas… y de primeras veces!
Plutón, el planeta más lento, fue el primero en dejar atrás Capricornio para entrar en Acuario en noviembre de 2024. Y aunque Urano y Neptuno harán el cambio definitivo de signos en la primera mitad del 2026, a mediados de 2025 ya llegaremos a tener a Urano en Géminis (julio - noviembre) y a Neptuno en Aries (abril - octubre).
A esto se suma que Júpiter y Saturno, los planetas sociales, entrarán en signos cardinales, donde resolverán de forma decisiva la historia de sucesivas, contradictorias y dubitativas cuadraturas que han venido realizando desde 2024.
En caso de Júpiter, su estancia en Cáncer, el signo de su exaltación, llegará a extenderse un año (hasta junio de 2026), y cabría esperar que su influencia mitigue de algún modo algunas de las tensiones del año, y facilite una resolución fluida de los asuntos que hemos venido trabajando en el área Piscis desde 2023.
Por su parte, Saturno solo pasará en Aries un paréntesis de tiempo (junio - agosto) antes de retornar a Piscis de nuevo, en el que permanecerá hasta febrero de 2026. Pero el tiempo que pase en Aries será suficiente para reconocer y afrontar algunos de los desafíos más trabajosos de los próximos años. Saturno pasa revista en Aries para testear la zona y señalar lo que queda trabajar para que sea más consistente, pero no se va a resolver de modo inmediato, porque la historia de Saturno en Aries ¡llegará hasta abril de 2028!
Comprometedor, ¿verdad? ¿Te parecen muchos comienzos de ciclo, todos juntos? A nadie se le escapa que esto es un montón de movimiento para un solo año. Desde un punto de vista astrológico, no cabe duda de que 2025 marcará precedente, presentando los grandes procesos que marcarán la próxima década.
Ya que muchos de estos cambios de signo son preliminares, podríamos sentir que es un año de transición, con un solapamiento entre la etapa anterior y la que está por llegar. De hecho, el Nodo Norte en Piscis sugiere que, hasta cierto punto, reina la confusión: tal vez las viejas brújulas se revelen insuficientes para guiarnos en este paisaje nuevo.
¿Será que el mundo cambia muy rápido y emocionalmente aún estamos rezagadas, años atrás? Aunque el ritmo de este año puede ser vertiginoso y abrumador, cabrá recrear nuestra relación con muchas cosas. La mente, el corazón y el pulso de la vida se ofrecen a un nuevo comienzo.
¿Y qué hay de las retrogradaciones? Este año, y de forma excepcional, todos los planetas personales (Marte, Venus y Mercurio) retrogradan en signos de Fuego y Agua.
La retrogradación de Mercurio es la más conocida, ya que se da entre tres y cuatro veces al año. En cuanto a Venus, su retrogradación ocurre cada año y medio, y en esta ocasión coincidirá en el tiempo con la de Mercurio, así que para marzo y la primera mitad de abril (cuando también es la primera temporada de eclipses del año) redoblamos dudas, búsquedas y retornos de boomerang del pasado.
A partir de esta retrogradación, Venus experimentará simbólicamente un renacimiento, modificando la dinámica de asuntos como los valores, el arte y la belleza, el gusto y el placer, los recursos y el dinero, las relaciones y el amor. Los ciclos de Venus tienen tiempos de cuatro y ocho años, y en esta ocasión podríamos sentir que llegan ecos y reminiscencias venusinas de 2021, 2017, 2013…
Por último, Marte retrograda cada dos años, y puede poner en jaque nuestra motivación, retrasando lo que queremos hacer o rompiendo la linealidad del avance para dedicar un tiempo a prepararnos, resolver conflictos o reunir la fuerza y el coraje que precisa nuestra lucha personal. En este caso, Marte ya estará retrógrado al comenzar el año, y no será hasta finales de febrero cuando vuelva a recuperar su dinámica habitual.
¡La vida no se detiene porque haya planetas retrógrados! Pero los momentos en que todos los planetas están directos son más fluidos y dinámicos. Este año, ¡eso sucederá en la segunda mitad de abril!
Para más información sobre lo que nos espera en el cielo de 2025, te recomiendo que escuches mi podcast del año, donde te lo explico todo con más profundidad. También lo encuentras en YouTube y Spotify:
Importantísima información que siempre sigo con mucho interés , gracias Ava
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