Hola chichis!!! Vamos a hablar por fin del nuevo año astrológico, que sucede cada vez que el Sol ingresa en Aries. Hoy os escribo embebida en un proceso personal de grandes cambios, que me han llevado a leer con mucha más profundidad el reseteo que está experimentando el clima astral con este cambio de año astrológico. Así que me gustaría tocar varios temas.
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Me gustaría hablaros, por supuesto, del equinoccio y el comienzo de esta nueva estación, del Sol en Aries y de la carta natal de este nuevo año astrológico. Pero también me gustaría dar algunas pinceladas de lo que significa que un planeta pase del grado 29 de Piscis al grado 0 de Aries, porque será una zona bastante activa en los próximos años, y ya podemos empezar a intuir los cambios que se avecinan con todo ese movimiento.
1. ¿Qué es el equinoccio?
Cada vez que el Sol entra en un signo cardinal, como Aries, Cáncer, Libra o Capricornio, entramos en una nueva estación. Es el momento del año en que se revela de forma más clara la relación que hay entre la astrología y los ciclos de la naturaleza, casi como si fuera un recordatorio de nuestro vínculo con el ritmo de los astros, que marcan verdaderamente nuestra experiencia.
Algo clave para comprender los cambios de estación, desde el punto de vista astrológico, es considerar algo que, como está tan presente, a penas solemos pensar: la importancia de las horas de luz y calor para el curso de la vida en nuestro planeta.
Las personas organizamos el tiempo de nuestro calendario en ciclos anuales, siguiendo los ritmos del Sol. Porque el Sol es vida: nutre toda la cadena alimentaria con su luz, y también hace vibrar a la naturaleza en asombrosas regulaciones de temperatura, movilizando con ello los vientos, los mares, la fertilidad de la tierra y las condiciones mismas para la supervivencia de todos los seres vivos.
Cuando cambia la cantidad de horas diarias de luz y calor, algo cambia también en la disponibilidad de recursos naturales.
Desde la Antigüedad, la humanidad ha perfeccionado los métodos con los que prever las variaciones del ciclo solar, para adaptarse a los ritmos naturales, de los que depende nuestra subsistencia.
En nuestro afán por sincronizar nuestra forma de vida con los ritmos solares, las personas siempre hemos prestado atención a la meteorología. Y también, si observamos a las culturas ancestrales, vemos que nos han legado numerosos rituales con los que acompañar al Sol en su travesía anual, que a menudo consisten en ofrecer luz y fogatas al astro, para fortalecerlo en su cambio de estación.
El equinoccio de Aries, que este año será el domingo 20 de marzo, la posición de la Tierra respecto al Sol es tal, que las horas diarias de luz y oscuridad llegan a un perfecto equilibrio, lo que tiene el efecto de despertar nuestra vitalidad y nuestro deseo de comenzar una nueva etapa. Así es como damos la bienvenida al otoño en el Hemisferio Sur, y a la primavera en el Hemisferio Norte.
2. Renacimiento
¿Es la astrología etnocéntrica?
Puede que os preguntéis por qué hablo de esto ahora, pero veréis a dónde voy.
Con los primeros asentamientos humanos, las personas pasaron a depender enteramente de sus cultivos como fuente de alimento, necesitando más que nunca comprender las estaciones. Y el mapa de tiempo más completo y preciso para predecir el clima, las lluvias o la producción de alimento eran las estrellas.
Por tanto, en todos los lugares del mundo nacieron diversas astrologías, porque todas las civilizaciones han necesitado comprender su entorno. Y algunas de ellas aún se estudian y practican a día de hoy. Sin embargo, el lenguaje astrológico que utilizamos mayoritariamente hoy en día, del que nosotras hablamos siempre, tiene su raíz en las viejas civilizaciones mesopotámicas.
Luego, obviamente, la historia de la astrología ha dado muchas vueltas, y se ha nutrido también del intercambio cultural que llegó con el largo proceso de globalización. Pero, en su base, está organizada según lo que vieron las habitantes del Hemisferio Norte.
De hecho, solo basta analizar los nombres y mitos asociados a las constelaciones, para advertir que las del Hemisferio Norte vienen de una cosmovisión mucho más grecolatina, con influencias mesopotámicas, mientras que las constelaciones del Hemisferio Sur, tal y como aparecen en la carta celeste más conocida, son, en su mayoría, mucho más modernas, y a menudo representan temáticas asociadas a la colonización.
Una pregunta que podemos hacernos es si la astrología que utilizamos hoy es etnocéntrica. Y bueno, sí: casi todo lo es. También es patriarcal. Pero aquí estamos, y podemos revisarla.
Ahora tal vez os estéis preguntando por qué os he contado todo esto. La respuesta es sencilla: para entender lo que significan los equinoccios y solsticios a nivel astrológico, es indispensable mirar el mundo desde ese lugar dominante que ha sido el Hemisferio Norte en nuestra historia global.
Del invierno a la primavera
La entrada del Sol en Aries, con la que comienza el año nuevo astrológico, no puede entenderse ignorando la raíz cultural de estos arquetipos, que es el paso del invierno a la primavera en el Hemisferio Norte.
Cuando el Sol entra en Capricornio cada 21 de diciembre, la diferencia de horas diarias de luz y oscuridad es máxima, pero a partir de ese momento, en el Norte, el Sol gana cada día un poquito más de luz. Por eso se habla del Sol triunfante, que gana espacio a la oscuridad a lo largo de todo el invierno. Y es tras toda esa batalla con la oscuridad, el frío y la austeridad del invierno cuando el Sol ingresa en Aries, habiendo alcanzado ya el máximo equilibrio de luz y oscuridad.
El paso del invierno a la primavera representa el despertar de la vida tras su prolongado letargo durante la hibernación.
Se dice que Aries es la chispa con la que renace la vida, precisamente porque es en la temporada Aries cuando, al comienzo de la primavera, se produce el deshielo, el agua empieza a correr de nuevo, y con ella, la vida comienza a despertar y a florecer una vez más.
Para el momento en que el Sol ingresa en Cáncer, el siguiente signo cardinal, ya las horas de luz son máximas, dando calor veraniego en abundancia. Por eso, toda la primavera se siente como un período de transición en el que la vida se afirma a sí misma una vez más, saliendo adelante, replicándose a sí misma, reproduciéndose en su incansable lucha por la supervivencia. Activándose. Luchando valientemente por sostenerse a sí misma en relación con el medio natural.
Este proceso de transformación radical en las condiciones de vida es sumamente intenso y dramático, y dota al primer grado de Aries de un significado especial. Un punto de inflexión suficientemente notorio como para ubicar ahí el comienzo de todas las cosas. El comienzo del tiempo. El comienzo de la vida. El nacimiento. El nuevo año solar.
El grado 29 de Piscis y el grado 0 de Aries
Me habéis preguntado muchas veces sobre el significado del primer y último grado de cada signo. El grado 29 de un signo habla del final de un estadio en el ciclo solar, y por tanto es una zona de cierre, tras la que viene un nuevo comienzo. Mientras que, el grado cero de un signo, recuerda a lo que sería una semilla, o un huevo, del que renace la vida.
Ningún grado 29 es tan poderoso como el grado 29 de Piscis, que marca el final y la disolución de todas las cosas. Y ningún grado 0 es tan potente como el grado 0 de Aries, que marca el nacimiento y el comienzo de todas las cosas.
El puente que hay entre estos dos grados consecutivos tiene un carácter simbólico profundamente significativo. Y revela, por sí mismo, la lógica interna dentro de este lenguaje astrológico, en la que los cierres y comienzos se suceden en una relación de interdependencia. Para que algo comience, algo debe terminar. Y, también, lo que finaliza nace inmediatamente a otra cosa, bajo una nueva forma.
Podríamos comprender muy bien el paso de Piscis a Aries pensando en nuestra propia llegada al mundo.
Si Piscis representa el letargo reparador de la gestación, la suspensión de la vida en todo su potencial, en el líquido amniótico, Aries representa el parto que, con contracciones, desgarros, sangre y empujes, nos trae a la vida. Nadie llega en armonía a este mundo. Igual que, para que nazca una flor, el capullo debe desgarrarse y romperse, para nacer debemos atravesar un trance lleno de energía, tensión, y fuerza.
No es casual que Piscis rija los pies, y Aries, la cabeza. Nacemos con la cabeza por delante, aún con los piececitos flotando en el misterio del origen que dejamos atrás. Es por eso que Piscis representa eso que nunca podremos comprender, y sin embargo, no podemos dejar de preguntarnos: ¿de qué misteriosa fuente nos arrancó la vida para llegar a este mundo?
3. La entrada del Sol en Aries en 2022
Ahora mismo tenemos en Piscis a sus dos poderosos regentes, Júpiter y Neptuno, ya listos para formar su conjunción exacta en abril. Esta temporada Piscis ha sido muy intensa, y verdaderamente se ha sentido en la atmósfera un clima de cierres mucho más acentuado que en años anteriores.
Para adentrarnos en el comienzo que representa la llegada de la temporada Aries, hemos dejado atrás algo grande, que aún presentimos con fuerza mientras nacemos a algo más.
A partir de ahora viviremos grandes movimientos en esos grados mágicos que separan el alma íntima de las cosas y su revitalización; que disuelven y concentran de nuevo las energías en el nuevo cuerpo que toma lo real.
En 2022, el 10 de mayo y el 20 de diciembre, Júpiter transitará por esos grados, renovando su ciclo de 12 años. En 2025, lo hará Saturno, renovando su ciclo de aproximadamente 30 años. Y, en 2026, también Neptuno entrará en Aries, renovando su ciclo de 165 años. Eso es mucho paso de Piscis a Aries en pocos años.
Es un movimiento inusual en la zona, que sugiere que nos estamos adentrando en un cambio de etapa muy importante. Primero, puede ser un cambio a nivel de lógicas, relatos, creencias, organización social, leyes y políticas. Luego, puede ser también un cambio a nivel de sensibilidades, necesidades y sueños colectivos. Es como si entráramos en una nueva fase.
Cuatro años no son mucho tiempo en lo colectivo, y yo me pregunto qué pasará estos cuatro años para que nuestro sentir ante la vida cambie tan sustancialmente. También me pregunto cómo vamos a transitar personalmente estos tiempos históricos que nos ha tocado vivir, y hasta qué nivel el rol que adoptemos a nivel individual impactará en el desarrollo de las cosas.
¿Cómo se sentirá, desde dentro, este gran cierre, y cuál será el carácter del gran renacimiento que viene después?
En cualquier caso, estos son años en los que la decadencia de lo que fue convive y dialoga con lo que puede llegar a ser. Así que podemos aprovechar el momento preguntándonos qué mundo, queremos dar a luz. Porque lo que comience a nivel colectivo estos años marcará la pauta por mucho tiempo.
Esta temporada Aries puede darnos pistas para comprender qué es eso que estamos gestando. Y qué deseamos movilizar ahí para dar forma a nuestro futuro. Vamos a analizar la carta del equinoccio, que es la carta en la que el Sol entra en Aries este 2022, para comprender un poco más qué visiones nos trae de lo que se está formando.
4. La carta del equinoccio: ¿qué puede traer el nuevo año?
Esta carta se ha levantado en Greenwich, un lugar que a menudo se utiliza para análisis de astrología mundial. La podemos interpretar con miras a los próximos tres meses, o con miras a lo que será todo el año astrológico. Vamos a hacer lo segundo, para explorar el clima de este año, hasta marzo del 2023.
Quiero aclarar que esta interpretación no pretende ser adivinatoria ni fatalista, y que es mi lectura personal de esta carta astral. Quiero recordar que no debemos tomar decisiones basándonos en interpretaciones astrológicas, y que es fundamental que, independientemente de lo que yo pueda ver en esta carta, cada una tenga una mirada crítica ante lo que nos rodea.
También quiero avisaros de que, a pesar de que algunas interpretaciones de astrología mundial puedan resultar fuertes, las cosas que se ven en esta carta son asuntos que ya vemos a día de hoy a nuestro alrededor, y que no tienen por qué ser dramáticas.
En realidad, como siempre os comento, está en nuestra mano decidir qué queremos hacer de nuestro presente, y cuál es ese futuro al que deseamos dar forma.
Si no tuviéramos la libertad de habitar los astros creando nuestras circunstancias, ¿para qué nos serviría leerlos en primer lugar? Vamos con la carta.
En primer lugar, vemos que el Sol, que es el planeta que motiva al resto de la carta, se encuentra en la casa 8, el área de las crisis, la economía, la lucha de poderes, la supervivencia, la resiliencia y la transformación. Todos esos aspectos confluyen en lo que podríamos denominar el carácter del año.
Además, vemos que el eje del Medio Cielo se encuentra en signos fijos, pero el eje del Ascendente está en signos mutables.
Mientras hay una fuerte voluntad de conservar lo que viene de atrás, será preciso adaptarse y aplicar cambios con los que salvar los dilemas del año.
En particular, tanto el Ascendente como el Medio Cielo se encuentran en signos de Tierra, lo que pone en relieve la necesidad colectiva de responder ante desafíos relacionados con la gestión de recursos, la productividad y la distribución de enseres, además de la crisis ecológica.
El Ascendente en Virgo, regido por Mercurio en la casa 7, es uno de los indicadores más visibles de la carta, que pone el foco de atención en temas como la política, las leyes internacionales, el comercio y la diplomacia. Puede haber, también, muchos avances en legislaciones y políticas migratorias.
Además, Mercurio, Júpiter y Neptuno en Piscis sugieren que los grandes relatos influirán bastante en el desarrollo del año, movilizando el sentir colectivo con grandes imágenes y campañas informativas, en las que no es de esperar demasiada transparencia.
Por su parte, el Medio Cielo se encuentra en Tauro, justo encima del Nodo Norte (que cae en la casa 9), mientras que el Nodo Sur toca el Fondo del Cielo en Escorpio. Esto sitúa los objetivos y prioridades colectivas en garantizar la estabilidad de la gobernanza y en dotar de sostenibilidad al estado del bienestar.
Son de esperar grandes reformas en temas de carácter internacional, en un clima de inestabilidad, crispación y desasosiego.
El Nodo Sur en Escorpio, cerca del Fondo del Cielo, y regido por Plutón en Capri en la casa 5, sugiere que durante el año tomarán aún más protagonismo los conflictos geopolíticos y territoriales, en los que se disputa el liderazgo financiero, político y energético a escala global.
Una de las cosas que más me llaman la atención de esta carta es la relación que establecen el Sol, la Luna y Plutón. La Luna se encuentra en una zona de estrés, justo al final de Libra, en la casa 3.
La Luna, en una carta mundial, representa al pueblo, y al final de Libra sugiere que a nivel colectivo podemos tener la sensación de que la paz es frágil, mientras buscamos cómo sostener el precario equilibrio de las cosas.
También es de esperar mucho debate público, y, lamentablemente, con Plutón en cuadratura a la Luna, un incremento drástico de la desigualdad.
La cuadratura de Plutón a la Luna en casa 3 vulnera el equilibrio de las condiciones necesarias para suplir las necesidades básicas de la población, incluyendo disrupciones en el comercio, el transporte y el intercambio de bienes.
Ante esta fragilidad, tal vez veamos una intensificación del nacionalismo, proteccionismo del mercado a niveles locales, y una mayor polarización en la opinión popular, que puede mostrarse dividida.
Sin embargo, Plutón hace un séxtil al Sol en casa 8, en un aspecto armónico. Esto habla de un año marcado por la resiliencia, en el que se sortean los obstáculos que van marcando las sucesivas crisis que se superponen ya en nuestro contexto.
Pero también sugiere que, a pesar de que esta crisis pueda resultar muy tirante para la convivencia y el entendimiento (por la cuadratura de Plutón a la Luna), también puede ser potencialmente beneficiosa para las personas que gocen de ciertos privilegios.
De ahí, como os decía, que durante este año pueda haber una mayor polarización a nivel de desigualdades económicas y territoriales. También es posible que las deudas estatales y los compromisos soterrados jueguen un rol esencial a la hora de intercambiar influencias políticas.
Tal vez, con Plutón en séxtil al Sol en casa 8, las luchas geopolíticas encubran, en realidad, una pugna por redefinir cuál será la divisa estándar a escala global.
Al fin y al cabo, EEUU está en su retorno de Plutón, y es posible que el patrón dólar no salga muy bien parado de esta, aunque aún es pronto para decir.
Los aspectos de Plutón a la Luna y al Sol sugieren que este año trae consigo grandes cierres y finales de lógicas y estructuras previas, porque al fin y al cabo, Plutón es el regente del Nodo Sur, que también se ubica junto al Fondo del Cielo, el área de los finales.
Los aspectos de Plutón a las luminarias se cierran con un quincuncio entre el Sol y la Luna. Uno de los aspectos más interesantes de esta carta, en mi opinión. Porque el quincuncio habla de puntos ciegos.
Es como si la acción tomara direcciones que desoyen el sentir colectivo. Como si la gente que ostenta algún tipo de liderazgo incurriera en negligencias, o tomara decisiones impulsivas en las que no se tienen en cuenta necesidades prioritarias.
También, con el Sol en casa 8 en quincuncio a la Luna, es posible que haya asuntos que se escapan del conocimiento público, que se esconden deliberadamente o que generalmente se ignoran.
Algo importante queda fuera de la vista pública, y es algo que podría cambiar bastante el curso del año.
En este sentido, es interesante observar que el Sol en Aries está regido por Marte, que se encuentra especialmente tensionado. Marte, Venus y Saturno en Acuario y en la casa 6 son un foco de dilemas emergentes que se tratan de solventar con dos estrategias aparentemente irreconciliables.
La primera estrategia es la improvisación: una respuesta urgente y ágil que no siempre tiene un planteamiento lógico ni consistente. La segunda estrategia es la contención: el intento de sostener el control mientras todo se inclina a una desorganización errática.
Creo que la unión de Marte, Venus y Saturno en casa 6 representan todo eso que malamente se ha venido llamando "daños colaterales", es decir: un mundo de múltiples y pequeños problemas que es preciso resolver, que llegan como consecuencia de otros asuntos más centrales y que comprometen seriamente la logística habitual de las cosas.
Venus, como regente del Medio Cielo, parapetado entre Marte y Saturno, hace necesario gestionar con habilidad y táctica un montón de pormenores asociados a la economía. En particular, es posible que haya disrupciones en la disponibilidad de ciertas cosas, o que haya colectivos de trabajadoras, asociadas a sectores determinados, que vean interrumpida su actividad a raíz de obstáculos logísticos.
Por otro lado, Marte y Saturno rodeando a Venus en la casa 6 pueden hablar de regulaciones y medidas, estatales o legislativas, con las que se busca contener la disrupción y mantener el orden.
Pero también sugieren una gran dosis de indignación popular, o grandes grupos de personas que se resisten a los cambios. En particular, la cuadratura de Marte y Urano en las casas 6 y 9 sugiere la posibilidad de que veamos huelgas, parones, o protestas de transversales en ciertos sectores que no aguantan la incertidumbre o el desasosiego derivado de los grandes eventos globales que irrumpen en la economía.
Puede haber, también, explosiones de ira o descontento, o incluso grupos de personas que buscan forzar situaciones. Por ejemplo, puede haber intentos de control de la información, regulaciones de medios digitales o disrupción en la propagación de ideas. Además, las libertades individuales podrían ver más acotado su espacio, ante la revalorización de la seguridad y el control.
Además, con Marte en cuadratura aplicativa a Urano, tal vez se esté preparando un golpe de efecto que termine por resultar sorpresivo, alterando nuestra comprensión del panorama significativamente a lo largo del año.
Por supuesto, los planetas que tenemos en Piscis y en la casa 7, en séxtil a Urano en la casa 9, hablan de grandes noticias colectivas; grandes historias que cambian la percepción de las cosas y que pueden conmover profundamente a la gente.
Es posible que, también, tengamos la sensación de que el mundo no volverá a ser el mismo, y que tengamos una sensación clara de "estar en el mismo barco".
En un lado más positivo, con Mercurio rigiendo al Ascendente en séxtil a Urano en Tauro, podemos esperar descubrimientos científicos y avances, tal vez agilizando el conocimiento humano, o alumbrando alguna ocurrencia con la que reencontrar el equilibrio más adelante.
También puede haber un espíritu muy pacifista por parte de ciertas personas, y tal vez propuestas para implementar modelos energéticos y ecológicos alternativos.
Las artes, la música, la cultura, el cine, la fotografía o la literatura podrían dar lugar a grandes manifestaciones de sensibilidad durante este año, tomando protagonismo al canalizar lo que se siente en este momento histórico.
5. ¿Qué podemos hacer para poner nuestro granito de arena en este panorama?
Creo que, ante esta carta, es fundamental que analicemos la realidad que nos circunda con un gran espíritu crítico, pero también con responsabilidad, moderación y objetividad, tratando de comprender el otro lado de las cosas cuando llegan a nuestros oídos discursos con los que estamos plenamente en desacuerdo.
Comprender no quiere decir otorgar, y siempre será beneficioso entender qué situaciones motivan a otras personas a hacer y decir cosas destempladas.
Con una carta así, todo lo que podamos hacer por leer la realidad en términos propios, sin dejar que nos lleven grandes pasiones y emociones, y responder con templanza y carácter constructivo, ayudará a crear entendimiento. Y el entendimiento entre la gente va a ser fundamental para sortear los obstáculos que compartimos.
Esta es una carta con fuerte tendencia a que nos posicionemos ante las cosas de forma destemplada, pero también abre espacios a idear soluciones conjuntas basadas en la empatía, la solidaridad y la conciencia.
Por último, también comentaros que a nivel personal es posible que enfrentemos grandes cierres y grandes comienzos a lo largo de este año, y a nuestro criterio queda cómo deseamos enfocar ese potencial.
Cultivar la flexibilidad y estar abiertas a asumir cambios puede ser beneficioso, pero también necesitaremos defender aquello que valoramos.
Temas como la dignidad, el respeto a la vida y a la naturaleza, y la colaboración, pueden ser muy importantes.
Espero que este nuevo año nos impulse hacia delante positivamente. Muchas gracias por seguirme hasta aquí, y un abrazo gigante!
Feliz año nuevo!!!
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