Hola chichis!!! La noche del 17 al 18 de enero será la Luna Llena en Cáncer, que se dará en el 27º, en oposición prácticamente exacta a Plutón. Además de ser el primer plenilunio del año, se dará rodeada de un montón de eventos astrológicos significativos.
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Por ejemplo, solo unos días antes, el 14 de enero, Mercurio ya habrá entrado retrógrado, invitándonos a aflojar la marcha mental para integrar lo vivido y esclarecer ideas. Mientras que solo un día después de esta Luna Llena, el 18 de enero, Urano entrará directo y los Nodos Lunares cambiarán de signos por fin.
Con todo, esta Luna Llena puede ser un clímax emocional, en el que algo se intensifica para ser reconocido y procesado, mientras comenzamos el proceso de dar cierre a las reminiscencias de los últimos meses, tal vez para digerir algo que necesitemos reubicar. Vamos a verlo todo punto por punto.
Una Luna Llena en Cáncer, ¿qué temas mueve?
La Luna en Cáncer es la Luna más arquetípica, ya que se encuentra en su propio signo. Por tanto, ya que es su propia regente, es una Luna que se contiene a sí misma, que subraya sus dinámicas y fortalece su expresión.
La Luna en Cáncer es una Luna definida por sus ciclos, sus rápidas oscilaciones anímicas y su fluidez intuitiva. Vinculada al hogar, al nido y al clan, representa nuestro sentido de arraigo y pertenencia, y nos anima a descubrir qué necesitamos para nutrir la seguridad, el cariño y el bienestar.
La Luna en Cáncer se arraiga a legados emocionales que vienen de costumbres, experiencias y generaciones pasadas.
Como sucede con el agua que fue mar, nube, lluvia y lago, en la vida que hay en nosotras mismas hay algo también de la vida de quienes fueron antes.
El pasado de Cáncer no se cuenta como lo haría una historiadora; se cuenta a través de la leyenda evocadora, y de la narración relajada que nutren las personas amadas junto al hogar, que terminan por convertirse en microhistoria. En fantasía. En conexión. Cáncer es eso que nos contó mamá, o la abuela, mientras se hacía la sopa o mientras volvíamos del cole.
Es, también, la intuición que no precisa de palabras, ni de conocer los hechos, para entender qué le ocurre a la hermana, a la amiga, a la hija, a la amante. Todo en Cáncer se articula en torno al vínculo. Al afecto que nos hace compartir un mismo cauce, y percibir las oscilaciones de un lado del río desde el otro.
La Luna en Cáncer siempre viene a revelar quiénes forman parte de nuestro universo interior, qué vidas resuenan en la nuestra, con quién dialogamos cuando estamos a solas, a quién abrazamos cuando se siente vulnerable, y de quién buscamos la compañía cuando necesitamos refugio.
Representa, también, de qué nos nutrimos necesariamente, de forma irrenunciable, como si nuestras raíces buscaran de forma natural beber de ahí. Cómo nos sentimos cuando nos relajamos en la intimidad, o qué inercia aparece cuando nos ponemos el pijama.
En la antigüedad, la Luna, y Cáncer, se vinculaban al alma. Algo que nos rebasa y late suavemente, en todo momento, bañando nuestra atmósfera.
Vinculada al inconsciente y al paisaje interior, la Luna en Cáncer es una de las Lunas más sensibles, y también una de las más fuertes. Porque Cáncer es un signo de Agua Cardinal, y tiene la fuerza de las cataratas cuando reaccionamos movidas por la emoción.
Hábitos, afectos, vínculos, familia, hogar, memoria, nutrición, intimidad, susurro, mimo, recuerdo, apego, seguridad. Todo eso puede revelarse, en este momento, tremendamente importante.
Luz de Luna
Cuando yo era niña, visité con mi familia una casa bastante aislada, en el campo, y allí descubrí por primera vez que la Luna Llena tiene una luz tan poderosa que hace proyectarse a las sombras sobre la Tierra. Las Lunas Llenas son las noches más luminosas, y por eso se asocian a la toma de conciencia.
Habitualmente es el Sol el que ilumina y dibuja los contornos de las sombras, pero la luz de la Luna es muy diferente. Invita a la paz, al recogimiento, o bien nos invita a ver de otro modo el paisaje que, bajo la luz del día, parecía tan normal. De repente aparece la imaginación, y también el deseo de vivir algo mágico, como si algo nos explotara dentro, sediento de vida.
La Luna Llena es la Luna de las amantes, las monstruas, las mujeres lobo, las brujas y las revoluciones. Exalta nuestro ánimo e intensifica lo que abunda en nuestro interior.
Revela lo que llevábamos dentro, escondido en algún misterioso espacio de intimidad.
La Luna Llena sucede cuando el Sol y la Luna se oponen, y responde a la última Luna Nueva que, seis meses atrás, sucedió en el mismo signo. En este caso, la lunación que tendremos ahora viene a ser la culminación de un proceso que iniciamos el pasado 10 de julio. ¿Identificáis algo que comenzara en aquellas fechas? Las alineaciones del novilunio que tuvimos el 10 de julio eran muy potentes, y muy parecidas a las que tendremos ahora, con un influjo muy fuerte de Plutón.
Así que en este momento nos toca preguntarnos qué pasó dentro de nosotras estos últimos seis meses, qué vínculos finalizaron o se revitalizaron, qué presencias eran invitadas que ahora resultan perturbadoras, qué cambió en nuestro sentido de arraigo, seguridad y familiaridad
Salir del escondite
En esta Luna Llena, el Sol hace una conjunción casi exacta a Plutón en Capricornio, a solo un grado de distancia. Las conjunciones del Sol y Plutón tienden a poner al lupa en algo que resultaba incómodo de mirar, iniciando una investigación introspectiva con la que podremos transformar nuestra vivencia del miedo, la vulnerabilidad o la sospecha, con la finalidad de descubrir nuestra resiliencia y nuestro poder personal para transformar lo que nos intimidaba.
Por tanto, ya que las conjunciones del Sol y Plutón revelan pesadas emociones que se maceraban en nuestro interior, pueden resultar incómodas. E incluso extenuantes. Metafóricamente, es como si nuestra luz y nuestra oscuridad se fusionaran durante unos días, para recrear el conocimiento que tenemos de nosotras mismas. Invitándonos a ser honestas con nosotras mismas, de estas conjunciones pueden nacer fértiles voluntades y revitalizantes propósitos.
Pero para vencer los miedos y dotar de autenticidad a nuestra vida, puede ser preciso aceptar el final de las corazas.
Por ejemplo, en esta Luna Llena es posible que confrontemos las inercias y los patrones con los que nos defendíamos de algo verdadero y profundo que preferíamos no mirar. Tal vez esta lunación nos esté invitando, precisamente, a abandonar el escondite. A dejar atrás la fachada de invulnerabilidad, para descubrir una fuente más genuina de fortaleza.
Ser fuerte no es dejar de sentir y ser diligentes frente a las crisis poniendo cara de piedra. Ser fuerte implica, muchas veces, dejarnos vivir los procesos emocionales asociados a lo que es difícil, confiando en nuestra capacidad para superarlo en el momento adecuado. Desde Capri, los muros defensivos de nuestro corazoncito se fracturan. Y desde Cáncer, la emoción aflora como un río, por fin, liberando la carga. Permitiéndonos comprender cómo nos afecta eso a lo que habíamos negado un espacio.
Como veis, esta es una lunación algo dramática, que trae consigo intensas emociones. Eso nos puede hacer sentir algo desubicadas inicialmente, pero, con todo, es una Luna Llena que invita a la catarsis. A liberar peso interior para sanar, con el tiempo necesario.
Acompañarnos en la emoción
En todo este proceso, el trígono de Neptuno a la Luna también contribuye a que dejemos fluir nuestro universo sensible, para que podamos continuar avanzando más adelante hacia otras aventuras. La empatía, la solidaridad y la compasión se cuelan por las aristas de la costumbre. Eso que sentimos en este momento, ¿es verdaderamente una emoción propia? ¿Poseemos nuestra emoción? ¿O nuestra emoción dialoga con las grandes emociones humanas que siempre revela Neptuno?
El duelo, el amor, el miedo, la plenitud y tantas otras grandes emociones humanas se desarrollan en las viejas leyendas, el arte, la música, el cine y los libros. Lo que sentimos nosotras ahora es algo que muchas otras personas sienten, han sentido o sentirán.
Sentir nos hace humanas, y nos permite reconocer la verdad de las demás en nuestro propio interior.
Neptuno en contacto con esta Luna, de por sí tan sensible, nos invita a permitir que nuestra emoción sea compartida. Con las ideas podemos entender muy bien lo que significa apoyar nuestro conocimiento en hombros de gigantes. Entendemos que las ideas se retroalimentan a través de la conversación. Pero, sin embargo, tendemos a pensar en las emociones como patrimonio exclusivo. Sin embargo, lo que sentimos también se retroalimenta de lo que sienten otras personas. Y de cómo compartimos lo que llevamos dentro.
Con los aspectos de esta Luna Llena, creo que puede ser muy beneficioso compartir lo que tenemos dentro. Soltar nuestro apego a esa emoción que sentimos exclusiva. Comprender que, como nosotras, hay gente dispuesta a ayudar. Para mí, uno de los temas más importantes de esta lunación es ese: acompañarnos en el sentimiento. Crear comunidad, amor, seguridad e intimidad dejando aflorar cómo estamos y qué necesitamos.
Los planetas personales
De forma interesante, durante esta lunación tenemos a Venus y a Mercurio retrógrados, despertando a la memoria. Invocando al recuerdo. ¿Hay algo que echemos de menos? ¿Hay algo a lo que hayamos venido dando muchas vueltas, que sin embargo se siente algo estancado? Es posible que aún necesitemos algo de paciencia hasta el comienzo de febrero para empezar a moverlo.
Ambos son planetas personales, y tienen en común su regencia de las relaciones sociales y afectivas. También representan qué nos interesa y qué nos gusta. O cuáles son esas cosas a las que deseamos dar voz. Desde diciembre hemos estado reevaluando profundamente todo eso, y también nuestros recursos personales para dotar de coherencia y sostenibilidad a nuestros planes de vida.
Por ejemplo, desde diciembre hemos trabajado temas difíciles desde la Tierra y el Aire, es decir: desde el pragmatismo, la observación objetiva y analítica, la estrategia y la definición de límites, la gestión de tiempos y espacios, la reflexión, la dicotomía y la conversación o el debate.
Ahora recolocamos nuestros dilemas desde el Agua. Desde la emoción. Y eso puede resultar clarificador.
Por ejemplo, si habíamos hecho el esfuerzo de ser prácticas y eficientes frente a los cambios, ahora es posible que sintamos una fuerte llamada a detener la rueda de eficacia para descansar, y chequear cuál es el color de nuestra atmósfera.
Además, ahora tenemos, por ejemplo, a Marte en Sagitario en cuadratura a Neptuno. Si hemos estado barajando posibilidades sin saber demasiado hacia dónde decantarnos, o si hemos habitado algún laberinto interno que se haya sentido excesivo, cansado o detenido, sin avance, esta Luna Llena nos invita a conectar con nuestro interior y mirar, tras las veladuras y el ruido, qué sentimos que debe ser.
Urano directo y los Nodos cambiando de signos
Solo unas horas después de esta Luna Llena, Urano entrará directo en el 10º de Tauro. Urano hace aspectos a Mercurio, Venus, Júpiter y Saturno, y cuando entre directo va a soltar como un elástico toda la tensión que había acumulado y retenido durante meses. Es por eso que, tras esta lunación, puede suceder el hallazgo. Tal vez se presenten realidades que antes no habíamos considerado, mensajes sorprendentes que irrumpan en lo previsto, o grandes ideas desde las que se gesta un nuevo sueño.
Urano es la lucidez que ilumina libremente, con aparente capricho, lo inesperado. Y ahora tiene el potencial de mostrarnos algo definitorio.
Por supuesto, es posible que experimentemos cierto estrés o agitación mental y emocional. Pero esta lunación trae consigo la oportunidad de descubrirnos diferentes, extrañarnos de lo que había sido habitual y contemplar otras salidas ingeniosas a las encrucijadas que nos hayan venido asediando.
Cambio nodal
Continuando con este panorama, el Nodo Norte abandonará Géminis, el signo de las múltiples caras, para entrar en Tauro, el signo de lo certero. A veces, el cambio de los Nodos a otro eje de signos puede sentirse de forma muy literal e inmediata, dependiendo de cómo afecte a nuestra carta.
Si es así, es posible que en los días que rodean a esta Luna Llena, muchas personas sientan repentinamente que saben qué hacer sobre algún asunto al que hayan dado demasiadas vueltas. Aún sería prudente esperar un poco hasta que Venus y Mercurio cesen su retrogradación, pero no hay duda de que en esta lunación empiezan a definirse situaciones y nuevas visiones a futuro.
Si el cambio del eje nodal no se siente de forma inmediata, habrá muchas oportunidades durante el año para comprender qué nos traen a nivel personal. Algo está claro con todo esto, y es que, al menos en este momento, alguna fuerza interior puede empujarnos a dar el primer paso para dejar atrás nuestros bucles, y buscar aquello que nos resulte más seguro, placentero y hermoso.
Tauro es el signo del paraíso terrenal, en el que la primavera hace florecer a las plantas y fructificar a los árboles, con la temperatura perfecta, en paz. ¿Qué paraíso posible imaginamos? ¿Qué camino nos hará sentir más serenas y realizadas?
Tal vez, lo que grita este clima astral es que dejemos de ponernos las cosas difíciles. Que busquemos arraigo en lo que nos nutre.
Que dejemos lo malo conocido y vayamos a descubrir lo buena que puede llegar a ser nuestra atmósfera.
¿Cómo afecta esta Luna Llena en la carta natal?
Si tenéis planetas o cúspides al final de los signos cardinales, como Aries, Cáncer, Libra o Capricornio, esta lunación se hará sentir más. Pero también serán días intensos para quienes tengáis planetas o cúspides en Tauro, Leo, Escorpio o Acuario, los signos fijos.
La casa de nuestra carta natal en la que caiga el 27º de Cáncer representa el escenario de vida en el que viviremos una intensificación emocional, un reconocimiento de algún tema que hasta el momento hubiera pasado más o menos desapercibido, o una culminación de algo que hayamos venido gestando los últimos seis meses.
Podríamos preguntarnos qué sentimos y qué necesitamos en ese escenario de vida, cómo afectan nuestros hábitos y costumbres a nuestra experiencia de esos temas, o cómo podríamos nutrirlos para incrementar nuestra seguridad y nuestro bienestar en esa área.
¡Espero que tengáis una Luna Llena maravillosa!
Un abrazo gigante!
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