Hola chichis!!! Este mes de septiembre el clima astral inclina con fuerza a explorar y desarrollar relaciones, y he pensado que es la ocasión perfecta para explayarme por fin sobre algo que me preguntáis mucho: sinastrías y compatibilidad. Ya os aviso, eso sí, de que no hay fórmulas mágicas, y de que no pretendo dar una receta de factores astrológicos necesarios para que haya armonía, entendimiento o amor.
La sinastría es una herramienta astrológica que consiste en superponer las cartas natales de dos personas. Como herramienta, se suele utilizar sobre todo para analizar las dinámicas internas, potencialidades y desafíos de una relación de pareja, pero en realidad puede aplicarse de forma amplia a muchas situaciones. Por ejemplo, podemos estudiar mediante sinastrías las dinámicas intrafamiliares, o las relaciones que sostenemos con amistades y compañeras.
¿Cuándo conviene o no levantar una sinastría?
La sinastría es una herramienta potente, pero no siempre se utiliza bien. Y ahora que Mercurio está por entrar retrógrado en Libra, a finales de mes, y puede intensificarse el laberinto relacional, es importante tener clara una cosa:
La sinastría solo tiene sentido para analizar relaciones que ya son.
Es decir, no tiene mucho sentido analizar una sinastría de una relación que aún no existe. No sé por qué no se habla más de este tema, porque es importante para ahorrarnos ansiedades y proyecciones.
Si yo acabo de conocer a una persona y analizo nuestra sinastría, tras haber hecho malabarismos para que me diga su fecha y hora de nacimiento, pueden pasar dos cosas potencialmente liosas. Que yo interprete la sinastría como algo terrible, o que me parezca que es mi "alma gemela", un concepto del que hablaremos después.
¿Dónde queda ahí la relación incipiente que estaba teniendo con esa persona? Analizar precozmente la sinastría impide que descubramos a la persona tal y como es. Y proyecta un montón de prejuicios sobre la relación que está naciendo.
Por eso yo tengo una norma personal con las sinastrías que tal vez os sirva: nunca levantar una sinastría con alguien con quien me incomode compartirla.
Es decir, ¿la persona me ha dado permiso para estar indagando en su carta? ¿La persona es consciente de que tenemos una relación, sea del tipo que sea? ¿La persona sabe y respeta que estoy estudiando nuestra sinastría? Soñar relaciones en secreto no es, tal vez, la forma más saludable de relacionarnos. ¡Pero eso lo dejo al criterio de cada cual!
Lo mismo aplicaría para relaciones que ya han terminado. Si en sus hechos más evidentes una relación no funciona, ha terminado o sucedió hace muchos años, no sirve de nada estudiar la sinastría esperando mover algún hilo mágico que repare las cosas. Lo que nos dice la realidad es siempre mucho más elocuente que lo que podamos analizar en una sinastría.
Dicho esto, vamos a hablar de sinastrías.
¿Qué aporta una sinastría?
Si tenemos una relación, de la naturaleza que sea, y queremos conocer mejor cuáles son sus dinámicas y tendencias, la sinastría es una herramienta muy valiosa para ver la relación desde fuera, esclarecer ideas y reconocer patrones. Este trabajo de análisis no va a mejorar las cosas de golpe, pero al aportar conciencia puede ayudar a ambas personas a valorar sus fortalezas y a gestionar mejor sus desafíos conjuntos.
La sinastría, al superponer dos cartas natales, aporta información sobre lo que cada persona da y recibe en una relación, o sobre lo que ambas activan en la vida de la otra.
Por ejemplo, si mi Sol está en conjunción a su Luna, tal vez yo me sienta abrazada y amada por su parte, mientras que la otra persona sentirá un deseo importante de cuidarme y pasar tiempo conmigo, descubriendo por el camino, con más conciencia, cómo articula su universo afectivo.
En las sinastrías hay planetas de una persona que caen sobre los de la otra, o planetas que dibujan aspectos específicos a algunos puntos de la carta. Por ejemplo, en una sinastría con una amiga, mi Luna y mi Mercurio se encuentran activados por su Sol, que cae en mi casa 11. Pues ahí está: su presencia me nutre, divierte e invita a la confidencia.
La importancia de poner en contexto la interpretación
Yendo a otro ejemplo, imaginad que en una sinastría con mi madre, su Saturno cae sobre mi Nodo Sur, o en oposición a mi Sol. ¡Bueno! Antes de asustarnos, podemos leerlo considerando que esos aspectos hablan de ella como esa presencia adulta y familiar que me sostenía, educaba y preparaba para crecer en el mundo de ahí fuera. Sin embargo, en la carta de una pareja afectiva este mismo aspecto podría sentirse presionante, exigente, limitante o poco igualitario.
Al analizar una sinastría es fundamental considerar cuál es el tipo de relación que refleja. Y no sacar conclusiones precipitadas. Empezar por lo sencillo.
Es importante identificar las formas más concretas y literales en que podrían expresarse los aspectos de la sinastría, y luego ir a dimensiones más profundas. Por ejemplo: hace algún tiempo, alguien me escribió con preocupación porque al hacer la sinastría, varios planetas de su pareja caían en la casa 3 de su carta natal, un área que consideraba más amistosa que romántica. Hablando de ello, salió el dato de que eran vecinos de toda la vida. Ahí estaba.
Esclarecer el primer nivel de lectura puede ser importante para entender mejor el corazón invisible de una relación. Es muy importante que no juzguemos las posiciones y combinaciones de la sinastría en términos de bueno o malo, amoroso o no amoroso. Cualquier combinación se va a expresar en el tiempo de formas distintas, conforme vaya evolucionando la relación, y también conformre a las circunstancias que rodean a la relación.
Incluso si en la sinastría hubiera aspectos retantes, estos no tienen por qué ser un desafío recurrente. El tiempo, que es siempre la clave para comprender bien la astrología, hace madurar las cosas y las transforma. Y algo que se sentía preocupante al comienzo de la relación puede ser anecdótico cuando ya esa relación ha avanzado y ambas personas se conocen mejor.
Posiciones planetarias en una sinastría
Se ha popularizado la idea de que Luna, Sol, Ascendente y Venus son los puntos más importantes en una sinastría, pero eso depende enteramente del tipo de relación que estemos analizando, y del momento en el que se encuentre la relación.
Yo creo que la gran parte de confusiones que hay con las sinastrías viene dada de que, culturalmente, tenemos nociones muy idealizadas sobre el amor.
La Luna hablaría de cómo abrazamos a la otra persona y la hacemos partícipe de nuestro mundo íntimo. El Sol hablaría del lugar que ocupa el carácter único y creativo de cada una en la relación. Venus, de lo que amamos de la otra persona, o cómo confluyen nuestros gustos y formas de disfrutar juntas. Mientras que el Ascendente hablaría de temas como la atracción, o incluso de las zonas que la otra persona dinamiza en mi vida.
Pero, en realidad, todos los planetas son importantes. Mercurio señala cómo nos comunicamos, escuchamos y divertimos, o cómo nos ponemos de acuerdo y compartimos intereses. Marte hablaría de cómo gestionamos y vivimos los conflictos, o de cómo focalizamos el deseo.
Pero la interpretación astrológica siempre tiene que considerar el conjunto. Por ejemplo, Mi Marte en contacto a los planetas de la otra persona puede leerse como un conflicto que yo le infrinjo, pero también como mi habilidad para transmitirle motivación y valentía para activar un área de su vida.
Todos los factores interactúan entre sí, y no hay que perder de vista eso.
Por otro lado, los planetas lentos también tienen mucho que decir. Júpiter hablaría de zonas de crecimiento personal y confianza dentro de la relación, mientras que Saturno hablaría de zonas de responsabilidad y compromiso, en las que buscamos construir o estabilizar las cosas. También son importantes Júpiter y Saturno, porque señalan hasta qué punto nuestros planes de vida confluyen.
La edad en las relaciones
Los contactos con los planetas transpersonales, Urano, Neptuno y Plutón, tienen un peso importante en relaciones de personas de distintas generaciones. Algo semejante puede pasar también con los Nodos lunares.
Por ejemplo, a veces pasa que entre personas de edades muy diferentes hay flechazos complejos, difíciles de digerir, que desafían de algún modo ciertas ideas que teníamos sobre nosotras mismas o sobre nuestra forma de entender las relaciones. Cuando alguien trae esto a consulta, no falla: suele haber contactos de Plutón o Neptuno a los planetas personales de la otra persona.
Esto es bastante complicado, porque se vive de forma muy desigual, rayando la idealización u obsesión. Mientras que una de las personas no se siente particularmente removida, la otra puede desarrollar una inquietante e intensa atracción por la otra.
No siempre ocurre, pero ¿habéis detectado si hay personas nacidas en determinados años, con las que siempre tengáis relaciones de un color característico?
Cuando los planetas generacionales crean tensiones en una sinastría, puede haber diferencias sustanciales a la hora de entender el mundo en el que vivimos y sus procesos. O incluso puede haber diferencias complejas en la forma en que cada persona lee la relación misma. Además, si la relación no funciona, aceptar su final con desapego puede ser complejo, porque puede haber involucradas fuerzas irracionales que requieran de un proceso lento de integración.
Armonía y dinamismo: ambos necesarios
Aparte de los planetas y cómo interactúan entre sí, obviamente tenemos los signos, las casas y los aspectos. Los emplazamientos de los planetas de la otra persona en las casas de nuestra carta también son muy significativos, porque señalan qué áreas de nuestra vida se activan más al pasar tiempo juntas, y da información importante sobre el carácter de la relación.
Sobre los aspectos, diremos simplemente que las cosas tampoco son lo que parecen. Es decir, una sinastría en la que los aspectos sean siempre armónicos puede resultar fluida y sencilla en el trato, pero poco estimulante. Mientras que una sinastría en la que todo sean aspectos dinámicos puede resultar muy estimulante y rompedora, pero cansada.
El hecho es que una relación no puede sostenerse en la idea de perfección y compatibilidad absoluta, pero tampoco es algo a lo que debamos forzarnos si sentimos que hay algo intrínseco de la otra persona que no encaja en algo que creemos fundamental.
En este sentido, la sinastría también puede evidenciar potenciales divergencias en la forma de entender y valorar la vida. Claro que las divergencias no son malas de por sí; la idea de compatibilidad absoluta no es realista. Por ejemplo, a veces las divergencias pueden sentirse como un espacio más autónomo dentro de la relación, que haga respirar a la relación.
Por ejemplo, si una persona y yo nos entendemos muy bien hablando, pero no nos gusta hacer las mismas cosas en el tiempo libre, tal vez desarrollemos geniales conversaciones cuando estamos juntas, pero podamos realizar actividades separadas en los momentos de ocio, desarrollando cada una lo que le gusta.
Las sinastrías también ayudan a entender que no podemos pedir a una persona que supla todas nuestras necesidades todo el tiempo.
Nos ayuda a ubicarnos frente a las demandas que hacemos, y a responsabilizarnos para darnos lo que necesitamos por nosotras mismas, dejando atrás falsas expectativas, y por ende, frustraciones.
¿La compatibilidad de los signos es tan importante?
Cuando hablamos de compatibilidad, en realidad estamos buscando puntos de identificación mutua. Y eso no siempre es necesario para que una relación funcione. ¡Cuánto se habrá escrito sobre la compatibilidad de los signos!
Se suele pensar que tener emplazamientos importantes en signos de un mismo elemento es garantía de entendimiento. Obviamente, si mi Sol y su Luna están en Acuario vamos a entendernos de forma más fluida.
Pero claro, si ambas personas tenemos muchos emplazamientos en un mismo elemento, pero carecemos de otro elemento, por ejemplo, podemos tener una extenuante sensación de tener demasiado de nosotras mismas, llegadas a un punto.
La idea de compatibilidad habla de relacionarnos con quien es semejante. De ahí la idea de "alma gemela". Pero tal vez no aprendamos tanto al relacionarnos con quien nos identificamos. Si buscamos a alguien que encaje perfectamente en un hueco de aristas rígidas e inflexibles, va a ser difícil.
Nadie va a encajar perfectamente en nuestro universo. ¡Ni si quiera nosotras mismas lo hacemos! Las relaciones, igual que el desarrollo personal, son una búsqueda orgánica.
Por eso, aparte del concepto de compatibilidad, tenemos también el de complementariedad. Que de hecho es mucho más frecuente de ver.
¿Compatibles, o complementarias?
En la mayoría de sinastrías hay rasgos de complementariedad, tal vez más que de identificación. Es decir, si yo tengo todo en el elemento Aire pero no tengo nada de Fuego, hay bastantes posibilidades de que, al mirar la carta de mi pareja o de mis amigas, haya abundantes emplazamientos de Fuego. Eso es así porque buscamos naturalmente equilibrarnos, y muchas veces, al entrar en relación, buscamos precisamente crear una combinación armónica juntas.
Cuando dos cartas natales se complementan, cada persona tiene su camino y sus procesos, pero cuando estamos juntas, hay algo que encaja. No deberíamos asustarnos, por tanto, si vemos que nuestras Lunas están en signos tradicionalmente llamados incompatibles, o si nuestros Venus no tienen nada que ver.
Una relación también es respetar nuestros espacios y diferencias, sin pretender que la otra persona sea en todo como yo. Dándole lugar para ser ella misma.
Aunque a mí me guste empezar el día leyendo y a ti saliendo a correr, o aunque yo sea vegana y a ti te encante comer carne. Dentro de una relación, no podemos esperar fundirnos con la otra persona y disolver identidades.
Además, las relaciones están basadas en esa sensación invisible e inexplicable que tenemos al estar junto a la otra persona. Y las divergencias que tengamos en detalles evidentes no son necesariamente el fondo de la relación.
Por eso, al analizar una sinastría, es importante entender cómo se combina el corazón de una carta natal con la otra, tratando de descubrir cuál es ese flujo invisible e innombrable que aparece en la atmósfera cuando dos personas están juntas. Si identificamos eso, y funciona, el resto de pormenores que vayamos sonsacando a los astros son algo más anecdóticos. Aunque, por supuesto, ¡siempre interesantes!
La sinastría en el tiempo
Por último, me gustaría comentar algo más sobre la forma en que el paso del tiempo afecta a una sinastría. El tiempo nos cambia, llevándonos por derroteros de evolución personal sumamente interesantes. Y, naturalmente, el tiempo también hace evolucionar a las relaciones.
Hay relaciones que tienen razón de ser cuando los tiempos de cada una de las personas coinciden, y ambas están por desarrollar algo que es más amable explorar juntas. Y hay relaciones que se sienten mucho más persistentes en el tiempo, como un acompañamiento de viaje.
En una sinastría podemos ver cuál es la tendencia, pero una sinastría nunca va a ser garantía de que una relación vaya a ser duradera, o importante.
Lo comento porque es algo que suele inquietar bastante en las consultas: la vieja pregunta de si una relación es o no predestinada, o si va a durar o no en el tiempo. Presionarnos con la idea inculcada de que tenemos que "aguantar" en una relación es algo doloroso. E independientemente de lo que diga la sinastría, lo primero que debemos consultar para saber si una relación nos encaja o no es cómo nos sentimos. Qué leemos en los hechos que denotan lo que la relación es.
Es decir, por mucho que venga la genia de la lámpara a decirnos que somos almas gemelas y estaremos juntas para siempre, lo que me dice el cuerpo no miente. Si en su realidad concreta, al compartir tiempos y espacios, la relación no funciona, entonces más nos valdría ir a buscar otra "alma gemela", si esa es nuestra inquietud.
Esa es otra cosa: por mucho que una sinastría sea maravillosa, esa no es la única persona con la que podemos tener una maravillosa sinastría.
De hecho, generalmente, las personas somos mucho más compatibles de lo que creemos. Siempre podemos encontrar puntos de conexión si es el momento adecuado. Y lo que hace de esa persona La persona, y no otra, es lo que vivimos juntas.
Nuestra motivación para estar con alguien no debería ser nunca la astrología. Nuestra motivación para compartir con alguien siempre debe ser la calidad de lo que compartimos. Cómo se siente estar juntas. Los astros están ahí, en todo caso, para indagar en la relación y tomar conciencia sobre su desarrollo. Para tomar perspectiva.
Pero no para garantizar deseos, voluntades y futuros compartidos. Porque una relación es, siempre, lo que hacemos de ella ambas personas. No una entidad mágica, externa, que sucede sin que pongamos de nuestra parte.
Por otro lado, en tiempos de dificultad dentro de una relación a la que sí le vemos corazón, también podemos analizar los tránsitos para identificar qué procesos están resultando desafiantes, o qué podría ayudar a salir del bache.
Aceptar que todas las relaciones pasan rachas complejas también contribuye a nuestra paz, dejando muchos juicios y miedos a un lado.
En fin, espero que tengáis mucha paz y que transitéis estas semanas tan relacionales de la forma que deseáis!
Un abrazo grande!!!
Me encanta el post, enhorabuena!! Me ha sido de gran ayuda❤️
ResponderEliminarExcelente publicación, me he estado obsesionado con las sinastrias tanto q termine peleando me con mi pareja por ver q tiene una profunda conexión con x.esto me alivia algo
ResponderEliminarTengo mi Venus en el mismo grado matemático y signo que mi pareja y mi nodo norte en el mismo grado y signo que su Neptuno. Puedes explícame por facor
ResponderEliminarMuchas gracias por este post 🤍
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