Hola chichis!!! Como ya os había hablado de Neptuno directo, sobre todo en lo que respecta al eclipse que tendremos el 30 de noviembre, no pensaba dedicarle un espacio propio. Pero a raíz de las consultas que he estado teniendo esta semana creo que sí merece un espacio.
Como sabéis, Neptuno entra retrógrado y directo todos los años, pasando casi la mitad del tiempo en cada estado. Por eso, cuando retrograda, o cuando entra directo, no solemos sentirlo de una forma tan intensa como sucede con otros planetas menos sigilosos. Y es que, por supuesto, Neptuno es el sutil planeta de la ambigüedad, y a veces nos cuesta bastante identificarlo.
Pero claro, con la Luna creciendo hacia un eclipse, y la energía que tenemos ahora en Escorpio removiendo las cosas, en esta ocasión se siente bastante.
Neptuno entra directo a la noche del sábado 28, en el 18º de Piscis, su propio signo, donde ha estado desde 2011. Y lo hace en aspectos armónicos a Plutón, Mercurio en Escorpio y a la Luna en Tauro. ¿Será que podemos por fin adentrarnos en nuestras contradicciones y ambigüedades, para recorrer el laberinto de nuestras emociones con calma?
Esta semana las consultas que he hecho han tenido, en su mayoría, un cariz neptuniano. Es curioso cómo, en determinadas épocas, las estrellas parecen ordenar las temáticas de las consultas, casi expresando inquietudes colectivas que, sin embargo, se viven muy personales.
Y precisamente Neptuno representa la capacidad humana de conectar con emociones colectivas, más allá del yo, para comprender que la propia sensibilidad también tiene un eco importante en la sensibilidad de las demás personas, o incluso de los demás seres vivos.
No tiene cabida sentirnos culpables por las ambigüedades en las que nos sentimos perdidas, ni por lo que dejamos pendiente y ya se desdibujó, ni por necesitar un mayor descanso.
Neptuno removiendo las olas piscianas nos devuelve algo que se había tragado el mar, y ahora podemos comprender que lo que nos duele a nivel personal también es un dolor que va mucho más allá de nuestras circunstancias. Un dolor que se reconoce en un fondo emocional profundamente humano.
Vivimos la necesidad irresuelta, la vulnerabilidad, la confusión; vivimos el amor incomprensible, el apego, la nostalgia, la soledad, el desamparo. Todos los grandes temas que abordan los mitos y las poesías vienen de ahí, de ese fondo emocional colectivo que se nos remueve ahora.
Por eso, me gustaría simplemente recordar que no somos la única persona del universo que ha vivido estas cosas. ¿Qué pasa si lo que a mí me duele es un atisbo de lo que duele a las demás?
Neptuno es el mágico planeta que transforma las miserias personales en empatía, humildad y solidaridad. A partir de nuestro propio dolor comprendemos que todas las demás personas batallan con sus propios laberintos. Y ahí puede surgir la magia de no sentirnos solas en lo que estamos atravesando.
¿Qué pasa si, al solucionar lo que a mí me duele, también alumbro posibilidades al dolor ajeno? Neptuno es el planeta de la inspiración. Y nos enseña que un laberinto nunca es tiempo perdido.
Nuestra cosmovisión a menudo peca de forzar las cosas. Parece que tenemos que tener claro en todo momento lo que hacemos: tenemos que sentirnos siempre ubicadas, motivadas, avanzando. Parece que debemos ser capaces, al menos, de justificar nuestros actos. De estar centradas. De ser productivas.
Bueno, ¿y qué pasa si no entendemos ni nosotras mismas lo que queremos, lo que sentimos o lo que nos pasa? Como decía, un laberinto nunca es un laberinto perdido.
Atravesar laberintos siempre nos abre al momento vertiginoso y precario de la vulnerabilidad, la inseguridad o la incertidumbre. Pero justamente la parte más inventiva, creativa y significativa de la vida aparece ahí. A partir del vértigo que nos da vernos como flotando sin saber hacia dónde.
Yo tuve una profesora de arte, una vez, que me dijo que la creación es enemiga de la crítica. Y solo entendí mucho después a qué se refería. Cuando vas a pintar un cuadro, no puedes pretender saber lo que estás haciendo en todo momento. No puedes pretender tener un perfecto plan y ejecutarlo rigurosamente. Si a cada pincelada te detienes a evaluar si ha sido acertada o no, el cuadro ya está muerto antes de nacer.
La creación y el significado a menudo nacen de la confusión y la ambigüedad. Tenemos derecho a experimentar sin necesidad de justificarnos.
Tenemos derecho a evadirnos, a postergar, a refugiarnos, a descansar. A veces, cuando la sensibilidad nos llama hacia dentro, forzar la máquina es solo una tortuosa mala costumbre, ¡y bastante estéril!
Tenemos que perdernos cuando haga falta. Siempre acabamos encontrándonos. Neptuno arrastra con sus olas mar a dentro, pero siempre nos termina devolviendo a alguna costa. Y cuando lo hace, aparece la empatía, la compasión, la inspiración, la sanación de cosas que antes no habíamos sabido ver y que nos estaban ahogando desde dentro.
La entrada de Neptuno directo es una oportunidad para reflexionar en estas cosas. No todo tiene que ser útil, lógico y controlado. Y si no sabemos a dónde ir, aceptémoslo, démonos un espacio para detenernos, estar tranquilas, y amistarnos con la idea de que no somos invencibles. En el silencio neptuniano nace la música.
Este fin de semana es maravilloso para desconectar, descansar, repararnos y dejarnos sentir. Tal vez las olas del mar nos devuelvan alguna cosa que se habían llevado hace mucho tiempo.
Sobre todo quienes tengáis planetas o cúspides a la mitad de los signos mutables (Géminis, Virgo, Sagtario y Piscis) podéis sentir más de cerca esta atmósfera.
Pero, independientemente de este evento astrológico, sencillamente me gustaría transmitiros que está bien, que estar perdidas es parte de la naturaleza humana, y que de ahí han salido todas las creaciones que nos conmueven y nos tocan por dentro. Todas las creaciones que nos unen como humanidad.
Un abrazo gigante, chichis!!!
Hola Ava:
ResponderEliminarMuy buena reflexión sobre Neptuno. Lástima que mucho de lo que indicas se lleve muy mal con la sociedad productivista, controladora, individualista en que vivimos, y que se empeña con frecuencia en mirar a otro lado, o de enterrar y ocultar todo lo que huela al difuso Neptuno.
Entiendo que a mucha gente sensible y ensoñadora le cueste defender su forma de ser cuando hay tan poco eco a lo que no es material o acumulable. Para los que resonamos con Neptuno (en general los que el agua es un elemento tan importante) la música, la lectura, el arte o la contemplación son tan valiosos, o mas, que la última compra de una cosa "no necesitada, con un dinero ganado en un trabajo odiado y para impresionar a alguien a quien realmente no interesamos porque a su vez está centrado en su propia ambición".
Un saludo y gracias por compartir.
P.D. - Pido perdón por un comentario tan negativo; hoy me siento crítico y derrotado.
Hola, Zentaoaki!
EliminarPara nada me parece un comentario negativo. Tal vez te sientas derrotado porque estamos en pleno eclipse: descansa y haz lo que te pida el cuerpo, y ya verás que te sientes mejor.
Desde luego que sí, lo difuso goza de mala prensa hoy en día, y la ensoñación solo parece tener cabida si tiene un final exitoso.
Pero todas las personas tenemos un mundo interior, un imaginario y una sensibilidad, y tarde o temprano tenemos que gestionar todo eso de otra forma. Lo que pasa es que no solemos hablar de ello, pero todo el mundo está lidiando con algo. Ojalá las personas tuviéramos el valor de reconocer y expresar lo que sentimos.
Ahí nos daríamos cuenta de que nuestra vulnerabilidad se reconoce en la de otras personas. Supongo que nadie en su sano juicio afirmaría que el estatus, el éxito y el consumo dan la felicidad. Aquí cada cual está flotando en sus propios laberintos!
Un abrazo grande, espero que pronto te sientas mejor. :)
Que belleza de escritura! Un bálsamo de amor. Gracias!!!!
ResponderEliminarMuchas gracias, Ale! Abrazos!!!
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